En agosto de 1856 labrando unas tierras al norte de l'Alcúdia (Elche, Alicante) se descubrió un hipogeo romano. Los sillares que lo componían llamaron la atención del propietario del terreno y fueron extraídos para venderlos, ante la pasividad de las autoridades. Nada quedó de aquel monumento sepulcral salvo la descripción y dibujos de Aureliano Ibarra, frecuentemente citados por la investigación posterior. Este trabajo contextualiza el hallazgo, propone una localización y reflexiona sobre su cronología.